Se que los hechos que narro a continuación son imposibles y absurdos, pero así los viví y así os los relato.
Un turbado mar ruge en mi cabeza. El sol hace relucir las coronas de espumas blanquecinas. El viento, una salada neblina trae. ¿Donde estoy? Ayer, estaba en un valle en mitad del mundo, y hoy, me veo en un bote que a la deriva zozobra. Esta pesadilla continúa. Cierro los ojos y me tapo los oídos. La mar, ruge con furia, es ensordecedor. El cuervo, que a todas partes me sigue vuela alto y a la muerte trae. Serán delirios, pero la veo. Esta en el bote y me tiende la mano. Pero no llego a alcanzarla. El cielo, estalla en luces rápidas y estallidos de cañones. A babor, una ola, tan grande como aquellas cimas, que en aquel valle veía, en su seno me traga.
Desperté, como no, en una playa, de arenas negras. Olía a muerte. Esa arena negruzca, llevaba el sello de la muerte. El mar, desapareció, pues solo arena negra veía a mí alrededor. En el horizonte, se fundía el negro con el azul ¿Donde estoy? ¿Que lugar es este? Negras arenas me rodean y nada mas se vislumbra. Ni agua, ni comida, ni refugio. Me detengo un momento, en ninguna parte. Y pienso, cierro los ojos e intento volver al valle. Nada. De repente, el cuervo, grazna. Me sobrecoge, vuela alto, no se en que dirección, pero le sigo con esperanza. No le pierdo de vista, creo que aquí, el tiempo no pasa. El sol esta alto, pasaron las horas, creo, y seguía en el mismo lugar. Llegué hasta una formación rocosa. Había un árbol marchito enraizado en su base. El cuervo se poso sobre sus ramas. Me miro fijamente, y... canto. En ese instante al suelo sin sentido caí. No se cuando desperté, y... cada día, cada día, parece una prueba. Es como... no se, parece un poco absurdo, pero es como si ese cuervo, que cada paso mío guía, me pusiera a prueba. ¡Que digo! No puede ser, -parezco un loco, hablando en voz alta a nadie, salvo a mi mismo- seguí pensando... es como si, la dama del alba se hubiese disfrazado de animal. Pues la muerte es un animal de extraña natura, se guía por necesidad y de la vida se alimenta. ¿Pero? Llevo ya tiempo sin ver vida, vida inteligente, soy el único que habita estas tierras. Acaso... ¿En mi planeta me encuentro? Esto no parece la Tierra. La Tierra es acogedora, o al menos, en otro tiempo me lo pareció. Ahora me parece el peor lugar. Hoy, creo haber tenido uno de mis peores días. Me odio a mismo hasta tal punto que no importaría morir. Odio esta vil existencia. Odio el simple hecho de vivir y de respirar cual esclavo. ¿Quien me controla? Que hable ¿Que voz me susurra al oído? Algo me dice que busque una piedra afilada y me raje la yugular – moriría en segundos, sin sufrimiento, sin saberlo - ¿Que voz clama en alto mi suicidio? Pues, morir... Morir es lo que mas quiero.
Un turbado mar ruge en mi cabeza. El sol hace relucir las coronas de espumas blanquecinas. El viento, una salada neblina trae. ¿Donde estoy? Ayer, estaba en un valle en mitad del mundo, y hoy, me veo en un bote que a la deriva zozobra. Esta pesadilla continúa. Cierro los ojos y me tapo los oídos. La mar, ruge con furia, es ensordecedor. El cuervo, que a todas partes me sigue vuela alto y a la muerte trae. Serán delirios, pero la veo. Esta en el bote y me tiende la mano. Pero no llego a alcanzarla. El cielo, estalla en luces rápidas y estallidos de cañones. A babor, una ola, tan grande como aquellas cimas, que en aquel valle veía, en su seno me traga.
Desperté, como no, en una playa, de arenas negras. Olía a muerte. Esa arena negruzca, llevaba el sello de la muerte. El mar, desapareció, pues solo arena negra veía a mí alrededor. En el horizonte, se fundía el negro con el azul ¿Donde estoy? ¿Que lugar es este? Negras arenas me rodean y nada mas se vislumbra. Ni agua, ni comida, ni refugio. Me detengo un momento, en ninguna parte. Y pienso, cierro los ojos e intento volver al valle. Nada. De repente, el cuervo, grazna. Me sobrecoge, vuela alto, no se en que dirección, pero le sigo con esperanza. No le pierdo de vista, creo que aquí, el tiempo no pasa. El sol esta alto, pasaron las horas, creo, y seguía en el mismo lugar. Llegué hasta una formación rocosa. Había un árbol marchito enraizado en su base. El cuervo se poso sobre sus ramas. Me miro fijamente, y... canto. En ese instante al suelo sin sentido caí. No se cuando desperté, y... cada día, cada día, parece una prueba. Es como... no se, parece un poco absurdo, pero es como si ese cuervo, que cada paso mío guía, me pusiera a prueba. ¡Que digo! No puede ser, -parezco un loco, hablando en voz alta a nadie, salvo a mi mismo- seguí pensando... es como si, la dama del alba se hubiese disfrazado de animal. Pues la muerte es un animal de extraña natura, se guía por necesidad y de la vida se alimenta. ¿Pero? Llevo ya tiempo sin ver vida, vida inteligente, soy el único que habita estas tierras. Acaso... ¿En mi planeta me encuentro? Esto no parece la Tierra. La Tierra es acogedora, o al menos, en otro tiempo me lo pareció. Ahora me parece el peor lugar. Hoy, creo haber tenido uno de mis peores días. Me odio a mismo hasta tal punto que no importaría morir. Odio esta vil existencia. Odio el simple hecho de vivir y de respirar cual esclavo. ¿Quien me controla? Que hable ¿Que voz me susurra al oído? Algo me dice que busque una piedra afilada y me raje la yugular – moriría en segundos, sin sufrimiento, sin saberlo - ¿Que voz clama en alto mi suicidio? Pues, morir... Morir es lo que mas quiero.
Escritos Lovecraftianos. Rhöd Deustch.