Para gustos, los colores.
Los libros. Los libros son esos seres inertes que alegran a sus entusiastas. Son amigos fieles que nos acompañan toda la vida. Son herramientas de consulta y estudio, a la vez que nos brindan entretenimiento y amenizan esas frías tardes de invierno. En las que lo mejor que puedes hacer, es tirarte en la cama, y mientras de fondo, en volumen bajo, suenan los “Dresden Concerti” de Vivaldi, disfrutas de la calida compañía de un libro mientras acaricias al gato.
Los libros, como todo, hay que enseñar a tratarlos, y como no, no dejar nunca que mueran en una estantería a rebosar de ellos. ¿Quien no sabe, de quien tiene estantes llenos de libros polvorientos, caros, y bien a la vista de todos, pero que en su vida han ojeado o leído?
La literatura es algo más que un catálogo aburrido de fechas y nombres. Aunque, tal y como se suele presentar a la hora de su estudio, veo normal que mas de uno quiera ahorcarse ante la idea de tener que memorizar obras, nombres o argumentos de esos tomos, que bien, se pueden usar para calzar una pata coja de una mesa. Resulta abrumador. Pero, esto es como todo. Es cuestión de gusto. A mi, personalmente, leer una novela me aburre bastante. Prefiero abrir mi libro de Sonatas de Mozart, sentarme al piano, y dejar que mis dedos hagan lo que mis ojos leen, al fin y al cabo, la literatura musical también es literatura, y es una lectura bien ligerita y amena, como lo puede ser un Cervantes, Lorca, o la lírica Becqueriana.
Los libros, como todo, hay que enseñar a tratarlos, y como no, no dejar nunca que mueran en una estantería a rebosar de ellos. ¿Quien no sabe, de quien tiene estantes llenos de libros polvorientos, caros, y bien a la vista de todos, pero que en su vida han ojeado o leído?
La literatura es algo más que un catálogo aburrido de fechas y nombres. Aunque, tal y como se suele presentar a la hora de su estudio, veo normal que mas de uno quiera ahorcarse ante la idea de tener que memorizar obras, nombres o argumentos de esos tomos, que bien, se pueden usar para calzar una pata coja de una mesa. Resulta abrumador. Pero, esto es como todo. Es cuestión de gusto. A mi, personalmente, leer una novela me aburre bastante. Prefiero abrir mi libro de Sonatas de Mozart, sentarme al piano, y dejar que mis dedos hagan lo que mis ojos leen, al fin y al cabo, la literatura musical también es literatura, y es una lectura bien ligerita y amena, como lo puede ser un Cervantes, Lorca, o la lírica Becqueriana.
Y con esto me despido, como siempre de forma indefinida, de este ciclo de "criticas" para explorar otros mundos. Como siempre, este blog, es cambio y renovación. Os doy las gracias a todos mis lectores, si es que los tengo. Un Saludo Rhöd Deutsch.
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