He descubierto
en Scriabin un nuevo método de hacer estudios, que va más allá de lo meramente técnico,
para exaltar algo profundo. Ya no solo es una melodía, es una "impresión",
un sonido que a él le resulta fascinante y lo escribe. La curva melódica es
viva en tonos y cromatismos, lo que le da cierta dificultad para ser entendida
con claridad por nuestro oído, tan acostumbrado a las melodías
"limpias".
En Scriabin la
melodía deja de ser el principal objeto de la obra, cuando el compositor lo que
busca es intentar impresionar al oyente, se ve una clara evolución de las líneas
melódicas. Son varias y se suceden en planos sonoros perfectamente diferenciados.
El dinamismo
reside en la fluidez de la música y no en empastar los sonidos perfectamente
con una armonía esquematizada y hermética.
Las
disonancias en música tonal no son siempre desagradables, esto es más en como
las oímos nosotros y en como estamos acostumbrados a determinadas melodías.
Escrito por Rhöd Deutsch para La filosofía de la música.
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