martes, 23 de abril de 2013

Hablando de lo bello en el Arte. Parte I

Critica Esteticista.

Las Tres Gracias de William Etty 1835.
En una clase de filosofía, hablando del materialismo histórico y entendiéndolo también desde el punto de vista de la filosofía de Hegel, el profesor menciono los nacionalismos musicales y a Wagner. Lo relacionó con Nieztsche en una simple y vaga mención. Esto me llevó a pensar un poco en la trascendencia que pueda tener la filosofía de una época en la creación artístico-musical. Puede ser difícil entender la música en si como un compendio filosófico. Pero en si, la música tiene su propio lenguaje y su propia naturaleza. Hablando de lo trascendental en el arte, he de decir que es discutible todo aquello que tenga que ver con lo bello y hermoso, lo grotesco y feo en la música. Desde la subjetividad del yo de cada uno, es muy fácil emitir un juicio de valor ante la audición de una obra musical. Tacharla de bella, hermosa, fea… me parece hasta falsacionista y facilmente criticable. Pues se puede debatir y hablar largo y tendido sobre la idea de la belleza en la música. Esto es muy amplio en si, y hay que atender que en cada época el concepto de Belleza o Canon de Belleza era uno. Muchas veces en una misma época dependiendo del país o de la corriente de pensamiento que en esa época imperara, había varias formas de entender la belleza.
En el Barroco por ejemplo, la belleza se busca en la ostentación, en el recargamiento, ya sea del lenguaje, o en una fachada de un edificio el llamado miedo al vacío. Esto se debe por una serie de corrientes y una concepción de la realidad. Pues el objetivo de este articulo no es el de hacer una síntesis exhaustiva de lo que puede ser la Estética musical. Parte de la música en la que se debate, un poco de forma filosófica la belleza en la música. Volviendo al tema principal decía que, empezando por el Renacimiento, sin duda la idea de belleza, se encontraba en la simpleza y en la pureza de las lineas armónicas. En una exquisita unión de los sonidos, creando solidas lineas musicales. En el Barroco primaba la ostentación, el adorno a troche y moche. Líneas melódicas en contrapunto. El estilo fugado de Bach. El Neoclasicismo es casi como una contraposición a lo anterior. Pues los clásicos tenían la concepción de lo hermoso en la línea melódica simple y clara. Con un justo toque de ornamentación. Una cierta austeridad y todo bien medido. Seria contrastable eso de la proporciona urea, termino que es la medida de las cosas en la época clásica de la antigua Grecia. Esto casi es una visión de la escuela de pensamiento pitagórica, el número es la medida de todo y la naturaleza puede ser entendida como un compendio de números. Platón también divago largo y tendido sobre la música, y la perfección de esta. Escribo un interesante tratado sobre ello. En el, justifico como cada modo musical era bueno para un tipo de música, de evento, situación. Había, por decirlo de alguna manera modos cultos y modos coloquiales a la hora de escribir una melodía. Volviendo al Neoclasicismo y sus líneas melódicas mas simples y evocadoras. Luego viene el Romanticismo. Aquí ya cambia la cosa. Aquí bien se podría decir que lo que gustaba al romántico eran los contrastes, el artificio, la brusquedad y la exaltación del sentimiento. La música se puede volver más teatral. Luego, una alusión a la atmósfera impresionista, en el que la idea de belleza, seria en plasmar la esencia de los momentos cambiantes y etéreos de la realidad. Los realistas, en la línea del impresionismo, pero con la intención de impactar y herir la sensibilidad del oyente. La realidad es cruel. Y así se ha de intentar plasmar en la música. Pues la realidad, en si puede ser muy bella. Y juzgar nuestra existencial estampa y nuestra huella en esta construcción tan monumental que es el edificio de la música que congelada en el recuerdo queda, esto ultimo es una sutil pincelada sobre Schopenhauer y su celebre frase “La arquitectura es música congelada”.

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